27 mar 2011

Equipo interdisciplinario de nutrición deportiva

El enfoque ideal para el régimen alimentario de un deportista o equipo deportivo consiste en una perspectiva holística e interdisciplinaria, con el aporte de diversos profesionales de la medicina deportiva y de las ciencias del deporte. Esto se debe a que la alimentación y los objetivos nutricionales del deportista se relacionan con distintos temas, y por otra parte, existen diversos profesionales que trabajan con el deportista.

"El nutricionista o dietista puede requerir información y opiniones de los distintos profesionales, y a veces puede necesitar su colaboración para presentar y organizar el plan de alimentación del deportista"


Es importante el contacto regular entre todos los profesionales que trabajan con el deportista o equipo deportivo, y la comprensión y respeto por los roles que desempeña cada uno. La mayoría de los equipos, deportistas e instituciones deportivas bien organizadas implementan una estructura de equipo de servicio que promueve dicha interacción y consideración. Sin embargo, eso también se puede lograr realizando reuniones periódicas y análisis de casos en un centro interdisciplinario de medicina deportiva, gimnasio o laboratorio de rendimiento deportivo.




Aún cuando el nutricionista o dietista deportivo esté trabajando solo, por ejemplo, en su propio consulta, es útil que participe en redes de medicina deportiva, de ciencias del deporte o que pueda comunicarse y consultar con profesionales del deporte reconocidos.


Una colaboración de este tipo permitirá compartir experiencias y conocimientos y mejorar la perspectiva general del profesional de nutrición deportiva. Desde una perspectiva comercial, es útil tener una fuente de referentes, en especial de personas que valoran y apoyan la forma en que el profesional practica la nutrición deportiva.

12 mar 2011

San Antonio Technologies (SAT)

San Antonio Technologies, es una iniciativa empresarial con base tecnológica de la Universidad Católica San Antonio de Murcia, que contribuye a la formación de profesionales y empresarios de la industria alimentaria, y que acerca a los estudiantes al mundo de la empresa biotecnológica.





San Antonio Technologies pretende participar a todo lo largo de la cadena de valor de la alimentación, es decir, desde la idea básica a la comercialización, así como hacer de la UCAM una institución de relieve internacional en Biomedicina y Biotecnología. 



Cabe reseñar la participación de empresas como Gallina Blanca, Central Lechera Asturiana, Danone, AB-Biotics, García Baquero, Belcorp, Alpina, Carinsa, Salvat Biotech, entre otras.


http://www.ucam.edu/investigacion/sat/san-antonio-technologies/investigacion/sat

Curso de verano UCAM

11 mar 2011

Historia del Colesterol

La historia del colesterol no es muy diferente a la de otras sustancias fundamentales para nuestra vida, ya que su desarrollo en el tiempo incluye intuición, esfuerzo, paciencia, experimentación, ingenio y creatividad.


La primera evidencia sobre la existencia del colesterol se la debemos al fisiólogo y anatomista Poulletier de la Salle, quien en 1769 aisló una sustancia de carácter "aceitoso" de la vesícula biliar de cadáveres.




Quien redescubrió el colesterol años después, fue el gran químico Michel-Eugéne Chevreul a quien se reconoce como el "padre" del conocimiento que actualmente tenemos sobre los lípidos en general y sobre las grasas y aceites en particular. Chevreul, en 1824, separó de la bilis humana una sustancia que identificó como "similar a una grasa" y que llamó "colesterina". Más aún, identificó que la colesterina era el principal componente de los cálculos biliares, algo ya observado por de la Salle.


La asociación del colesterol con la formación de los ateromas y la aterosclerosis no fue sencilla, ya que debieron transcurrir muchos años para que esta vinculación fuese aceptada por la comunidad científica.


En 1910, Windaus describe en sus estudios sobre ateromas de la arteria aorta que la estructura química de esa masa lipoidea son cristales de colesterol. Por ello le fue concedido en 1928 el premio Nobel de Química.

En 1913Anitschkov e Ignatowsky, alimentando conejos con dietas ricas en colesterol, demostraron que los niveles de colesterol plasmático se elevaban y había un aumento de arterioesclerosis.

Strom y Jensen observaron en Noruega que durante la Segunda Guerra Mundial, periodo comprendido entre 1940 y 1945, la frecuencia de las enfermedades isquémicas de corazón disminuyeron en un 50%, evidenciando una alta correlación entre el consumo de grasa total y de colesterol, y la mortalidad por arterioesclerosis cerebral y coronaria.



En 1950 Gofman publicó en Science, que al separar el suero de conejos alimentados con colesterol, según los protocolos de Anichkov, mediante el uso de la ultracentrífuga, el colesterol se separaba en dos fracciones claramente identificables: "low density lipoprotein" (LDL) y "high density lipoprotein" (HDL). Este artículo abrió, literalmente, los ojos de la comunidad científica y médica ante los peligros del colesterol de la dieta.

Kinsell descubrió en 1952 que la alimentación con vegetales, asociada a una disminución de la ingesta de productos animales, producía una disminución del colesterol plasmático, particularmente del colesterol-LDL. Confirmandose por otro grupo de investigadores encabezados por Ahrens, que además, asociaron el consumo de grasas insaturadas con la reducción del colesterol plasmático.


Las primeras observaciones del efecto hipocolesterolemiante de los fitoesteroles datan de hace más de 50 años, cuando al alimentar pollos con semillas de soja se observó un descenso de las concentraciones plasmáticas de colesterol.


Considerado por muchos el gran impulsor de la denominada dieta mediterránea, Ancel Keys fue pionero mundial en el estudio del colesterol en sangre. Pero su gran aportación a la ciencia fue el Estudio de los sietes países, primer ensayo epidemiológico multinacional sobre el tema dieta-colesterol-enfermedad cardiovascular.




En 1954, Keys, Anderson y Grande Covián realizaron un estudio sistemático de la relación entre la composición en ácidos grasos de la dieta y su efecto sobre los niveles de colesterol total en sangre. Se estudió en la población de siete países la relación entre el consumo de grasa y la incidencia de infarto de miocardio, en él se observó una relación positiva entre infarto de miocardio y consumo de grasa saturada, e igualmente una elevada correlación entre los niveles de colesterol total en plasma y la incidencia de infarto de miocardio.

En 1968, Wissler demostró en primates la capacidad de una dieta, similar a la estadounidense, para producir elevación de colesterol en sangre y formación de placas de ateroma.

En 1971, Bang y Dyerberg determinaron los efectos fisiológicos de los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, realizando un estudio epidemiológico en el que se comprobó que la población esquimal era la que ingería mayor cantidad de grasa, pero, en cambio, la incidencia de ECV era prácticamente nula. A partir de ese momento comenzaron los estudios nutricionales para determinar qué componentes eran los que protegían a dicha población frente a esta patología, determinándose que eran las grasas del pescado azul y de la foca. Una vez analizadas cualitativa y cuantitativamente se comprobó el alto porcentaje que tenían de ácidos grasos poliinsaturados omega-3: ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA).


En 1983, Mahly e Innerarity publicaron sus observaciones en animales de experimentación, en los que comprobaron que las dietas ricas en ácidos grasos saturados y colesterol disminuyen los receptores del colesterol-LDL de las células hepáticas hasta en un 90%, produciendo un aumento del colesterol-LDL en plasma.

El resto de la historia del colesterol ha seguido un desarrollo vertiginoso, coronado, sin lugar a dudas, por el descubrimiento de los investigadores Brown y Golstein en 1983 del receptor celular de las LDL y del control intracelular que determina los niveles plasmáticos de colesterol-LDL y su relación con la aterogénesis. En 1985, se les concedería el premio Nobel de Medicina por descubrir la hipercolesterolemia familiar, en la cual se produce un aumento de colesterol en sangre y ECV prematura, sin que en la dieta esté elevada la proporción de grasa saturada y el colesterol.

6 mar 2011

Consenso de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria



1. Se corresponden fundamentalmente con el percentil 75 ó 25 según la circunstancia (favorable o desfavorable) de los estudios poblacionales de nutrición realizados en España, o bien cuando se trata de micronutrientes a valores nutricionales de referencia.

2. Objetivos nutricionales finales, de acuerdo a la evidencia científica actual y en base a los valores nutricionales de referencia. Deben ser evaluados a finales del 2010.

3. Las tasas de lactancia materna en España del 23% y 11% a los 3 y 6 meses respectivamente son bajas en comparación con el 85% y 73% de Suecia, o el 33% y 21% del Reino Unido. De este modo, España tiene una de las prevalencias de lactancia materna más bajas de Europa, sobre todo después del segundo mes de nacimiento. Es necesario hacer programas de promoción de la lactancia materna no sólo dirigidos a embarazadas sino especialmente dirigidos a pediatras, obstetras y personal sanitario de las maternidades.

4. La ingesta de fibra en España es baja a pesar del elevado consumo de frutas y hortalizas. La disminución en el consumo de cereales en general, y de formas integrales en particular, hace necesario que aumente el consumo medio actual de fibra (con niveles más bajos en Canarias, Cataluña, Andalucía y más altos en el norte peninsular) hasta más de 25 g.

5. El aporte de folatos en España es muy bajo e insuficiente en relación con las IDR. Existen fuertes variaciones entre comunidades ligadas al consumo de frutas y hortalizas, destacando Canarias, Extremadura y Murcia con los niveles más bajos y Cataluña con los aportes más satisfactorios.

6. Se corresponde con el valor de la IDR para la población adulta, pero la ingesta debe ser superior en ciertos grupos poblacionales como son: infancia, adolescencia, embarazadas, mujeres lactantes, mujeres menopáusicas y tercera edad.
(IDR-España, 2010) http://www.grep-aedn.es/documentos/Act_Diet.2010;14(4)196-197.pdf

7. El consumo de sal de mesa ha disminuido en España en las últimas décadas, observándose no obstante, un incremento en el consumo de algunos alimentos preparados con alto contenido en los últimos años. La disminución de la morbi-mortalidad cerebrovascular debido al control de la hipertensión arterial en España es uno de los logros más significativos de la salud pública de los últimos años.

8. El aporte de yodo a partir de la sal yodada ha aumentado en España; sin embargo la situación no se ha solucionado, existiendo zonas de carencia leve en muchas comunidades autónomas.

9. La SENC no secunda la generalización de la fluoración del agua de abastecimiento público por motivos de coste-efectividad, pero promueve la optimización del aporte de fluoruros mediante: tabletas, aguas embotelladas con alto contenido en flúor o sal fluoro yodada.

10. Es difícil estimar la magnitud del sedentarismo en España pero se considera que por lo menos un 60% de la población adulta es sedentaria en el tiempo libre. El nivel de actividad física se ha reducido drásticamente en los últimos 50 años en España, y existe una disminución relacionada con la edad de más de 500 kcal/día desde los 20 hasta los 60 años.

11. El IMC medio en España en la población adulta se estima en 25,5 kg/m2, fijando en este caso un objetivo intermedio por debajo de 25 Kg/m2 que se corresponde con el percentil 40. La prevalencia de la obesidad sigue una tendencia ascendente en España. Constituyendo uno de los principales problemas de salud pública, afectando a más del 13% de la población adulta.

12. El aporte medio de grasas en España se ha estimado entorno al 38% del aporte energético y 12,5% para las grasas saturadas, los objetivos intermedios son 35% y 10% (objetivos finales 30-35% y menos del 10%) que corresponden al percentil 25. El aporte medio de ácidos grasos monoinsaturados es de entorno al 20% y el de poliinsaturados de 6%. La SENC considera adecuado un aporte relativo de las grasas totales del 35% que se conseguiría reduciendo el aporte de grasas saturadas del 12,5% al 10% y manteniendo un elevado porcentaje de grasas monoinsaturadas. El colesterol dietético debe disminuir paralelamente a la disminución de grasas saturadas, si bien su significado y prioridad no son comparables.

13. El aporte relativo de carbohidratos en España debería situarse entorno el 50-55% de la energía, posibilitando un aporte a partir de las grasas del 35% de las cuales, tal como se ha comentado, un 20% serían monoinsaturadas. En la medida que los niveles de actividad física de la población aumentaran sería más justificable tolerar un incremento en el aporte graso relativo de la dieta; sin embargo ante niveles de actividad física tan sedentarios, son preferentes dietas más ricas en H de C. Existe una notable controversia acerca si debe cuantificarse el porcentaje de energía a partir de los azúcaresLa SENC haciéndose eco de las conclusiones de otros grupos de trabajo, decide no cuantificar la limitación al consumo de azúcares y alimentos azucarados, sino cualificarla. En consonancia con la etiopatogenia de la caries, se decide limitar la frecuencia del consumo de dulces por debajo de cuatro veces al día. Ello obliga a determinar esta variable cualitativa en los estudios epidemiológicos.


14. El consumo de frutas y hortalizas es muy variable de una comunidad a otras, destacando Cataluña, Aragón, Castilla-La Mancha y Navarra y La Rioja por los consumos más altos, y Canarias, Extremadura, Asturias y Cantabria por los consumos más bajos. Las diferencias entre estas comunidades son de más de 100 g/día. El aporte medio global debe llegar a unos 550 g/día a medio plazo y a más de 700 g/día a largo plazo.

15. El consumo de vino muestra también una clara variabilidad regional, con un moderado gradiente norte (consumos altos) - sur (consumos bajos). Madrid, Castilla-La Mancha, Extremadura, Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía y Canarias tienen consumos por debajo de 40 ml/día. El consumo de vinos no debe generalizarse como estrategia de salud pública, pues parte de su efecto beneficioso puede obtenerse de la uva y de mostos, y porque el consumo de alcohol puede comprometer la salud en determinadas circunstancias (conducción, embarazo, adicción,...); sin embargo, se considera un consumo moderado de vinos, y por tanto permisible, aquel que no sobrepase los 250-400 ml/día en las comidas, algo menos en las mujeres.